Queridas hermanas y hermanos, a medida que nos acercamos a la Navidad, estamos llamados a reflexionar sobre el significado de este momento. Las lecturas de hoy nos ayudan a hacer precisamente eso. En la Segunda Lectura, Pablo nos recuerda nuestra misión principal aquí en la tierra. Todos estamos llamados a ser santos, ya que cada uno de nosotros, como Pablo, ha recibido la gracia de ser apóstol de Cristo. Para ayudarnos a cumplir esta misión, Dios nos envió a Cristo, quien como Isaías nos dice hoy, se llamará Emmanuel: “Dios está con nosotros”.
En el Evangelio, José cumplió la misión y el apostolado en su propia vida llevando a cabo la voluntad de Dios. Descartó su intención de divorciarse de María, que por cierto, es lo correcto en las circunstancias en que se encontró. Cada uno de nosotros, al igual que en el ejemplo de José, también está llamado a cumplir su propia misión en santidad.
Para José, su misión significaba inicialmente sufrir la vergüenza pública de tener a una mujer como esposa cuyo hijo no conocía. Significaba permanecer fiel a la petición del Ángel a pesar de su propia agonía y confusión. Significaba negarse a seguir lo ordenado por la Ley (Judía), sobre una mujer que concebía fuera del matrimonio, para cumplir la voluntad de Dios.
Todas estas acciones que encontramos en la vida de José es de lo que se trata la santidad. Es tener a Dios como nuestro todo, a costa de lo que sea. Mientras nos preparamos para celebrar la Navidad, cada uno de nosotros, como José, está llamado a contribuir y desempeñar nuestro papel para hacer realidad la presencia de Cristo en el mundo. Debemos ser parte de ese nombre ‘Emmanuel’: Dios está con nosotros.
No estoy seguro de si alguien ha visto a Dios caminando por sus calles. Si Dios no camina y todavía necesita estar con nosotros, entonces solo puede hacerlo a través de nosotros. Si has visto a Dios caminando en tu calle, quiero saber qué tipo de zapato llevaba. un zapato de gamuza? Dios quiere hoy estar con todos en nuestro mundo, pero quiere hacerlo a través de nosotros, a través de ti. ¿Estamos listos para entregarnos a Cristo que viene a nacer en el mundo?
Podemos hacerlo mejor a través de nuestros diferentes estados de vida, ya sea como un maestro, un jubilado, un policía, un representante de ventas, un empleado de oficina, un estudiante, un sacerdote, una esposa, un esposo, un trabajador de la construcción, un limpiador o lo que sea. Dios quiere que seas santo a través de lo que haces diariamente.