March 8, 2020 – Second Sunday of Lent

In the first reading, God commanded Abraham to leave his land of birth; while in the second reading, Paul encourages Timothy to bear whatever hardship he meets on the way with the strength that comes from God.  From these two readings, filial trust in God amidst the hardships of life is emphasized.

Dearest sisters and brothers, it is important to remind ourselves that absolute trust in God is what we are meant to build in this time of Lent.  We to are to imitate Christ’s filial trust in his father which enabled him to defeat the devil when tempted in the desert.  Today, we live in a world that wants us to trust only in our personal power, success, or science rather than in God.

A few days ago, a friend sent me a note which says, “where do you keep your problems?  Is it in your head?  If you do so, you will go mad.  Is it in your heart?  If you do so, you will have heart attack.  If in your mouth, you will talk always about them and get more depressed.  If in your house, you will have a broken home.  If to yourself, you will die soon with them.

If with your neighbors, you become the object of their gossip.  If with relatives, they will mock you.  If you ignore them, you prolong the evil day.  If with your friends, your trust may be betrayed.  If you carry them in your face, you will look ugly.  If you disclose them in the office, co-workers may avoid you.  If in your bed, you will have nightmares without sleep.  If to school, you will fail.  If to Satan, it will become worse.  He suggested that the only solution is to put them in a bag and hang them on the cross of Jesus Christ since he is the only one who can solve them.

That is what we saw in the Gospel story today at Christ’s Transfiguration where God directed us to listen to His beloved Son.  Just like Jesus told his disciples today in the Gospel, he tells us now, do not be afraid, trust in me.  Can we begin to trust in him?  Remember, Lent is not meant “to test the strength or the weakness of our will, but rather to allow the glory of God to shine forth from us into the world”. It can only happen when we entrust ourselves into Jesus hand and allow him to work through us.

8 Marzo 2020 – Segundo Domingo de Cuaresma

En la Primera Lectura, Dios le ordenó a Abraham que dejara su país, y en la Segunda Lectura, Pablo alienta a Timoteo a compartir sus sufrimientos con la fuerza que proviene de Dios.  De estas dos lecturas, se enfatiza la confianza filial en Dios en medio de las dificultades de la vida.

 

Queridos hermanos, es importante recordar que la confianza en Dios es lo que debemos construir en este tiempo de Cuaresma.  Debemos imitar la confianza filial de Cristo en su Padre que le permitió vencer al diablo cuando fue tentado en el desierto.  Hoy, vivimos en un mundo que quiere que confiemos solo en nuestro poder personal, éxito y ciencia en lugar de creer en Dios y creerle a Dios.

 

Hace unos días, un amigo me envió un mensaje que decía: “¿Dónde guardas tus problemas?  ¿En tu cabeza?  Si lo haces, te volverás loco.  ¿En tu corazón?  Si lo haces, tendrás un ataque de corazón. Si están en tu boca, siempre hablarás de ellos y te deprimirás más.  Si están en tu casa, tendrás un hogar roto.  Si dentro de ti mismo, morirás pronto con ellos.”

 

“Si con tus vecinos, te conviertes en el objeto de sus chismes. Si con tus familiares, se burlarán de ti. Si los ignoras, prolongas el mal día. Si con tus amigos, tu confianza puede ser traicionada. Si los llevas en tu cara, se verás fea. Si las revelas en la oficina, tus compañeros de trabajo pueden evitarte. Si en tu cama, tendrás pesadillas sin dormir. En la escuela, fracasarás. Si con satanás, empeorará.” Sugirió que la única solución es ponerlos en una bolsa y colgarlos en la cruz de Jesucristo, ya que él es el único que puede resolverlos.

 

Eso es lo que vimos en la historia del Evangelio de hoy en la Transfiguración de Cristo, donde Dios nos dirigió a escuchar a Su amado Hijo.  Tal como Jesús le dijo a sus discípulos hoy en el evangelio, ahora nos dice: “No teman.” ¿Podemos comenzar a confiar en él?  Recuerde, la Cuaresma no tiene la intención de “probar la fuerza o la debilidad de nuestra voluntad”, sino más bien permitir que la gloria de Dios brille de nosotros hacia el mundo. Esto solo puede suceder cuando nos confiamos en las manos de Jesús y le permitimos que trabaje a través de nosotros.

March 1, 2020 – First Sunday of Lent

Today’s Gospel reading is about Jesus’ temptation in the desert.  Lent for us is a reliving of Christ’s experience.  Jesus, before he began his public ministry after baptism, went to the desert to pray for forty days.  He was tempted by the devil three times.  In the first temptation, the devil was asking Jesus to command stones into bread.  Satan knew that hunger was a weak spot and wanted him to gratify it instantly.

Dearest sisters and brothers, when we reflect about our life’s struggles, that is the same tactic that devil uses today.  He always tries to get to us through our weak spots.  Can we identity those weak spots in order to guard against them?  That is what our fasting in Lent is meant to do; reminding us that life is not simply about gratifying our desires and wants.

Our society teaches us that instant gratification of our wants and desires is the best way to enjoy life.  Yet, rather than keeping us satisfied, they lead us to becoming slaves to our passions and desires.  Today, many are enslaved to their different evil habits:  gossiping; being jealous of others; consumption of delicacies of all types; buying things when they do not need them, becoming shopaholics; power to control others; slaves to work, drugs, sex, alcohol, and so forth.

The second and third temptation,was along the same line:  power and wealth. The devil wanted him to show his miraculous power by falling down the parapet and promised Jesus all the kingdoms of the world.  It is all the same lies that our society is repackaging to us today telling us that whatever we want or desire we can have. Yet, the problem is that we are never be satisfied.  We keep wanting more and more until we become addicted.

It is these temptations that our Lenten penance is meant to help us to overcome.  Lent is like a trumpet blast calling us back to the basics of the spiritual life:  penance, almsgiving, fasting, and prayer which are meant to reconnect us with God.  We saw how Adam and Eve rejected God by wanting to become like God. Christ on the other hand, accepted in obedience his humanity even when the devil wanted him to do otherwise.  Lent is a call for us to imitate Christ’s absolute obedience to his Father.

1 Marzo 2020 – Primer Domingo de Cuaresma

La lectura del Evangelio de hoy trata sobre la tentación de Jesús en el desierto.  La Cuaresma es para nosotros, revivir la experiencia de Cristo.  Jesús, después del bautismo, y antes de comenzar su ministerio público, fue al desierto a orar por cuarenta días. Fue tentado por el diablo tres veces.  En la primera tentación de Jesús, el diablo le ordenó que convirtiera piedras en pan, sabiendo que el hambre era su punto débil y quería que lo gratificara al instante.

Queridas hermanas y hermanos, cuando reflexionamos sobre las luchas de nuestras vidas, es la misma táctica que el diablo usa hoy con nosotros.  Él siempre está tratando de llegar a nosotros a través de nuestros puntos débiles.  ¿Podemos identificar esos puntos débiles para protegernos de ellos?  Eso es lo que debe hacer nuestro ayuno en la Cuaresma;  nos recuerda que la vida no se trata simplemente de satisfacer nuestros deseos.

Nuestra sociedad nos enseña que la satisfacción instantánea de nuestros deseos es la mejor manera de disfrutar la vida.  Pero, en lugar de mantenernos satisfechos, nos llevan a convertirnos en esclavos de nuestras pasiones y deseos.  Hoy en día, muchos están esclavizados por sus diferentes hábitos malvados: chismes, celos, consumo de delicias de todo tipo, convertirse en adictos a las compras comprando cosas incluso cuando no las necesitan, poder para controlar a otros, a través de la brujería, la adivinación, la magia, “las limpias”, esclavos del trabajo por el dinero, drogas, sexo, alcohol, pornografía, etc,etc.

En la segunda y tercera tentación, la tentación del diablo hacia Jesús estaba en la misma línea;  poder y riqueza.  El diablo quería que él mostrara un poder milagroso de caerse de lo más alto del templo y le prometió todos los reinos del mundo.  Son todas estas mentiras que nuestra sociedad nos está entregando, diciéndonos hoy que cualquier cosa que queramos o deseamos podemos tenerlas.  El problema es que nunca podemos estar satisfechos.  Seguimos queriendo más y más hasta que nos volvemos adictos.

Son estas tentaciones las que nuestra penitencia cuaresmal pretende ayudarnos a superar.  La Cuaresma es como el sonido de una trompeta que nos llama a lo básico de la vida espiritual: penitencia, limosna, ayuno y oración, que están destinados a volver a conectarnos con Dios.  Vimos cómo Adán y Eva rechazaron a Dios al querer ser como Dios.  Cristo, por otro lado, aceptó en obediencia a su humanidad incluso cuando el diablo quería que hiciera lo contrario.  La Cuaresma nos llama a la obediencia absoluta de Cristo y a su Padre.

February 23, 2020 – Seventh Sunday in Ordinary Time

In the first reading, God, through Moses, says:  “You shall love your neighbor as yourself,” while, in the Gospel, Jesus says:  “Love your enemies and pray for those who persecute you”.  Dearest sisters and brothers, today’s readings challenge us to examine our lives with the yardstick of love.  As Catholics, love is our passport and anyone who does not possess it is not a Christian.  As St. Paul reminds us, we are God’s temple and we cannot be truly that if our hearts are not filled with God’s love.

But what is love?  It is important to note that when Jesus talks about love, he doesn’t just refer to emotions that surge in our hearts towards our friends; otherwise, he would not command us to love our enemies.  Remember, we do not always have wonderful emotions towards our enemies; yet, we are commanded to love them.

Love, therefore, far from an instinctive emotion, is a conscious decision of the will to draw close to other people irrespective of who they are.  In Moses’ statement, this love must begin from ourselves.  It does not say:  “You should deny yourself and exist only for the other or that you must be less concerned about yourself and more about the other.”  No, it says “as you love yourself”.  Not more, not less.

It is important to remind ourselves that if we are not at peace with ourselves, we cannot really love anyone else.  If we cannot accept ourselves, we will also reject others.  If you are frustrated with yourself, you will be frustrated with others.  The first thing is to be happy in your skin and then you will be able to love others.

Love means praying for the other, taking a risk for the sake of the other, always being there for the other, thinking well of the other, being truthful to the other even when it hurts him or her.  Love, as someone says, is like a chain of gold that links together the hearts of the lover and the loved.  Many saints have shown practical examples of love.  Maximillian Kolbe gave up his life for the sake of another prisoner in the concentration camp.

Corrie Ten Boom’s family were all tortured and killed by Nazis because they were saving Jews in Hitler’s Germany as recounted in her book, The Hiding Place.  It is to this kind of love that each of us is being called today by Christ.  As Corrie reminds us, “it is not on our love that the world’s healing hinges, but on Christ’s.  When Christ tells us to love our enemies, he gives along with that command, the gift of love itself.”  May Christ teach us how to love!

23 Febrero 2020 – Septimo Domingo del Tiempo Ordinario

En la Primera Lectura, Dios, a través de Moisés, dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.  Y en el Evangelio, Jesús dice: “Amen a sus enemigos y ruega por los que te persiguen”.  Queridas hermanas y hermanos, las lecturas de hoy nos desafían a examinar nuestras vidas con el criterio del amor.  Como católicos, el amor es nuestro pasaporte y cualquiera que no lo posea no es cristiano.  Como nos recuerda San Pablo, “Somos el Templo de Dios” y no podemos serlo de verdad si nuestros corazones no están llenos del amor de Dios.

¿Pero qué es el amor?  Es importante entender que cuando Jesús habla sobre el amor, no solo se refiere a las emociones que surgen en nuestros corazones hacia nuestros amigos.  Recuerde, no siempre tenemos emociones maravillosas hacia nuestros enemigos, sin embargo, se nos ordena amarlos.

El amor, por lo tanto, lejos de ser una emoción instintiva, es una decisión consciente de la voluntad de acercarse a otras personas, independientemente de quiénes sean.  En la declaración de Moisés, este amor debe comenzar desde nosotros mismos.  No dice, “Deberías negarte a ti mismo y existir solo para el otro” o que “debes estar menos preocupado por ti mismo y más por el otro.”  No. Lo que dice, es ” Ama como te amas a ti mismo”.  Ni mas ni menos.

 

Es importante recordar que si no estamos en paz con nosotros mismos, realmente no podemos amar a nadie más.  Si no podemos aceptarnos a nosotros mismos, también rechazaremos a los demás y si estás frustrado contigo mismo, estarás frustrado con los demás.  Lo primero es ser feliz contigo mismo y luego podrás amar a los demás.

El amor significa orar por el otro, arriesgarse por el bien del otro, estar presente para el otro, pensar bien y ser sincero con el otro, incluso cuando te lastime.  El amor, como dice alguien, es “como una cadena de oro que une los corazones del amante y del amado”.  Muchos santos han mostrado ejemplos prácticos de amor como Maximillian Kolbe, quien entregó su vida por el bien de otro prisionero. (en el campo de concentración.)

La familia de Corrie ten Boom fue torturada y asesinada por los nazis, porque estaban salvando judíos en la Alemania de la época de Hitler, según se relata en su libro, “The Hiding Place”(Lugar para esconder). Es a este tipo de amor que Cristo hoy nos llama a cada uno de nosotros.  Corrie ten Boom también nos dice que , “No es en nuestro amor que depende la curación del mundo, sino en el de Cristo”. Cuando Cristo nos dice que amemos a nuestros enemigos, él da junto con ese mandamiento, el regalo del amor mismo”. Hermanos y hermanas ¡Recibamos de Cristo, el regalo de saber amar!

February 9, 2020 – Fifth Sunday of Ordinary Time

In today’s gospel reading, Jesus says: “You are the salt of the earth” and “the light of the world”.  He admonishes us to make sure that our light always shines before others.  In the first reading, Isaiah showed us the practical ways of being the light and the salt of the earth by sharing our bread with the hungry, sheltering the oppressed and homeless, clothing the naked, etc.  Salt adds flavor to all our cooking and in the same way, we are to add flavor to our world attracting people to Christ through our good deeds of compassion and charity.

Salt preserves, purifies and cleanses and like it, we are to purify our society through our faithfulness to God.  While salt does not send out an aroma like other seasonings and ingredients, without it, food is tasteless.  Like it, we are to be silent workers in God’s world.  Only our good works are to speak for us.  The importance of salt comes from the fact that even the word salary is derived from it in reference to payments made to Roman soldiers in the past.  Its universality challenges us to be open minded in bringing Christ’s love to everyone.

Remember, the easiest way for salt to lose its taste is to get mixed up with other things.  In the same way, mixing our lives with things contrary to God will surely destroy our effectiveness before the world.  That is the problem we the clergy are suffering today.  Being faithful to God is the only way we can show light.  Light brings safety, security and warmth. As lights, we are to bring warmth and God’s assurance to family, friends and neighbors.

To be light, our lives only need to be filled with God’s presence and the little things we do will continue to shine out.  Think for example, the kind of light we will bring if, in the course of a discussion, because of our love for the other we change the subject if it starts veering into gossip, rather than straining our ears to say, “tell me more”.

Think about how a prayer before meal in the midst of friends can bring light to them.  One day, a non-Catholic member of a tour group said, “every one of us has talked about the church we attend.  But only you Catholics have given thanks to God at each meal.”  That is how we show light by being the instrument of God’s presence!

9 Febrero 2020 – Quinto Domingo del Tiempo Ordinario

En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús dice: “Ustedes son la sal de la tierra” y “la luz del mundo”.  Nos exhorta a asegurarnos de que nuestra luz siempre brille ante los demás.  En la Primera Lectura, Isaías nos mostró las formas prácticas de ser la luz y la sal de la tierra al compartir nuestro pan con los hambrientos, refugiando a los pobres sin techo y vistiendo a los desnudos, etc.  La sal agrega sabor a todo lo que cocinamos y, de la misma manera, debemos agregar sabor a nuestro mundo, atrayendo a las personas a Cristo a través de nuestras buenas obras de compasión y caridad.

 

La sal conserva, purifica y limpia, y al igual que nosotros, debemos purificar nuestra sociedad a través de nuestra fidelidad a Dios.  Aunque la sal no da aromas como otros condimentos e ingredientes, sin ella, la comida no tiene sabor.  Como la sal, debemos ser trabajadores silenciosos en el mundo de Dios.  Deje que nuestras buenas obras hablen por nosotros.  La importancia de la sal proviene del hecho de que incluso la palabra “salario” se deriva de ella, en referencia a los pagos realizados a los soldados romanos en el pasado.  Su universalidad nos desafía a ser de mente abierta para llevar el amor de Cristo a todos.

 

Recuerde, la forma más fácil de que la sal pierda su sabor es mezclarse con otras cosas, ya que mezclar nuestras vidas con cosas contrarias a Dios seguramente destruirá nuestra efectividad ante el mundo.  Ese es el problema que nosotros, el clero, estamos sufriendo hoy.  Ser fiel a Dios es la única forma en que podemos mostrar la luz.  La luz aporta seguridad y calidez.  Como luces, debemos llevar la seguridad y calidez de Dios a nuestra familia, amigos y vecinos.

 

Para ser luz, nuestras vidas solo necesitan estar llenas de la presencia de Dios y las pequeñas cosas que hacemos continuarán brillando.  Piense, por ejemplo, el tipo de luz que traeremos, si por amor al otro, en medio de una conversación, cambiamos de tema si comienza a convertirse en chisme y evitamos decir “cuéntame más”.

 

Piensa en cómo una oración antes de una comida en medio de amigos puede traerles luz.  Un día, un miembro no católico de un grupo turístico dijo: “cada uno de nosotros ha hablado sobre la iglesia a la que asistimos.  Pero solo ustedes los católicos han dado gracias a Dios en cada comida”. ¡Así es como mostramos la luz siendo instrumento de la presencia de Dios!

 

February 2, 2020 – Presentation of the Lord

Today, we celebrate the Feast of the Presentation of the Lord; forty days after the Christmas, bringing to its final conclusion in Luke, the story of Jesus’ birth.  Why was Jesus presented in the Temple today?  It is for two reasons.

First, to fulfill the law of the redemption of the firstborn as required in Exodus 13: 1-2; and, secondly, for the purification of Mary after the childbirth.  In the Jewish law of Leviticus 12, there is always the ritual purification of a mother after childbirth.  Our Blessed Mother, though a virgin that did not need purification, still did it.

It is this story of the fulfillment of the law in the presentation of Christ in the temple that we read in the Gospel of Luke. Today, the divine Son of God entered into the temple for the first time, fulfilling the prophecy made in Malachi that the Lord you seek will suddenly come to his temple.

Dearest ones, among many other things that may be said about today’s celebration, is how Jesus and his parents fulfilled the law.  Today, each of us is challenged to examine our relationship with the laws of the land.  How do we fare in our duties as citizens or residents of the U.S state?  Like in the Presentation today, each of us is reminded that our vocation as Catholics includes being a good citizen or resident of the United States.

It is important to remember that we cannot be good Catholics if we are not good citizens or residents.  Among the things that God will demand an account from us on the last day is how we bore witness to him through our obedience to the good laws of the state.  The filing of taxes, for example, is once more here upon us?  What are we doing?  Are we being honest in our filing?  In our individual prayers, do we pray for our leaders including the ones we do not like?  Are we driving without a driver’s license?  Are we driving while drunk?  Are we endangering others by reckless driving?  And so forth.

To be good citizens, our lives need always to be filled with God’s presence.  Simeon and Anna showed us good examples.  They were regular visitors to the temple.  Anna, for example, never left the temple. Dearest ones, is our every day lives filled with God’s presence?  Do we take out time for God every day?  It is important to remember that it is only when our lives are filled with God’s presence that we can transform our society.

2 de Febrero 2020 – Fiesta de la Presentación del Señor

Hoy, celebramos la Fiesta de la Presentación del Señor, cuarenta días después de Navidad, llegando a la conclusión de las lecturas del nacimiento de Jesús, según el Evangelio de Lucas.  ¿Por qué se presentó a Jesús en el templo?  Fue por dos razones.

 

Primero, para cumplir la Ley de la Redención del Primogénito como se requería en Éxodo 13: 1-2 y segundo, para la Purificación de María después del parto.  En la ley judía de Levítico 12, siempre existe el ritual de purificación de una madre después del parto.  Nuestra Santísima Madre, a pesar de que es virgen, no necesitaba purificación, aun, así, lo hizo.

 

Es esta historia del cumplimiento de la ley en la presentación de Cristo en el templo que hemos leído en el evangelio de Lucas.  Hoy, el divino hijo de Dios entró por primera vez en el templo cumpliendo la profecía hecha en Malaquías de que “El Señor que buscas vendrá a su templo”.

 

Queridos, entre las muchas cosas que se dijeron sobre la celebración de hoy, es cómo Jesús y sus padres cumplieron la ley.  Hoy, cada uno de nosotros tiene el desafío de examinar nuestra relación con las leyes de la tierra.  ¿Cómo nos va en nuestros deberes como ciudadanos o residentes de los Estados Unidos?  En la presentación de hoy, se nos recuerda que nuestra vocación como católicos incluyen ser buenos ciudadanos. Entre las cosas que Dios exigirá de nosotros en el último día es cómo le damos testimonio a través de nuestra obediencia a las buenas leyes del estado.

 

El pagar los impuestos, por ejemplo, está aquí nuevamente ante nosotros.  ¿Estamos siendo honestos al respecto?  En nuestras oraciones individuales, ¿rezamos por nuestros líderes, incluidos los que no nos gustan, Trump, por ejemplo?  ¿Estamos conduciendo sin licencias?  ¿Estamos conduciendo borrachos poniendo en peligro a otros?

 

Para ser buenos ciudadanos, nuestras vidas siempre deben estar llenas de la presencia de Dios.  Simeón y Anna nos mostraron buenos ejemplos.  Eran visitantes regulares del templo.  Anna, por ejemplo, nunca salió del templo porque le entregó su vida al Señor.  Queridos, ¿nuestras vidas están empapadas con la presencia de Dios a diario?  ¿Hacemos tiempo para Dios todos los días?  Es importante recordar que es solo cuando nuestras vidas están llenas de la presencia de Dios que podemos transformar nuestra sociedad.